Voy a hablar de un tema delicado, que me ha valido más de una discusión, o enfado, con diferentes personas a lo largo de mi vida. Creo que la misión de cada uno de nosotros en nuestra vida es "hacer por los demás", no me cabe duda de que eso es lo mejor que podemos a hacer en nuestras vidas, pero no ha cualquier precio. Ayudar por ayudar no es bueno ni sano, ni para el que ayuda ni para el que es ayudado.
Por encima de todos nosotros, por encima de todo nuestro pensamiento, por encima de toda razón, hay una realidad. Una realidad que comprendamos o no, está ahí. Esa realidad funciona con sus propias leyes, las cuales no llegamos a entender. Al igual que los científicos han comprobado que existen diferentes leyes físicas que rigen el universo, e incluso han comprobado que existen excepciones a esas reglas que no somos capaces de comprender, como pueden serlo la energía y la materia oscura. Por encima de toda la ciencia hay unas leyes que no comprendemos, solo podemos intuirlas. Algunos hablan de dioses, otros de karma, otros hablan del Tao, otros prefieren ignorarlo. Da igual que quieras o no comprender esas leyes, te afectan igualmente como nos afectan a todos.
A partir de aquí voy a hablar a título personal, en base a mi experiencia y mis conocimientos. Probablemente me encuentre muy lejos de saber a ciencia cierta cómo funciona esta VERDAD, la de todos. Pero entre toda la teoría y práctica que he experimentado en mi vida, he llegado a la conclusión de que la intuición alejada del ego, la cual no tiene lógica aparente y es casi inapercibible, es lo más cercano a la verdad que he experimentado. No me creas ni a mí ni a nadie. Pero reflexiona sobre mis palabras y busca esa verdad por ti mismo. Sigue tu intuición, pero siendo honesto contigo mismo para verificar si es verdadera intuición o el ego camuflado, el cual es bien inteligente.
Mi intuición me dice que no es bueno ayudar a todo el mundo. No es bueno ayudar a quien no quiere ser ayudado y no es bueno ayudar al que pide ayuda constantemente. En ambos casos estás interfiriendo en su camino de aprendizaje personal. El cual es personalizado para cada uno. Que haya gente rica o gente pobre, que hay gente culta o gente analfabeta, que haya gente sana o gente enferma, no cambia absolutamente nada. Ninguna situación aparentemente favorable o desfavorable convierte a una persona en agraciada o no. La felicidad, la gracia de cada individuo, se logra a título personal sin importar las circunstancias de cada uno.
Puedes ser rico, tener una vida tranquila, sin problemas, con gente que te quiere, una salud de hierro y ser un completo miserable y desgraciado. Puedes ser una persona pobre, en una minoría racial, en un país en guerra, pasando hambre y con una enfermedad crónica y terrible, que puedes ser la persona más feliz y agraciada del mundo.
No podemos imponer lo que consideramos el modelo social de progreso y felicidad a todo el mundo. En primer lugar, porque para lo que nosotros es normal y bueno, para alguien en otra cultura puede no serlo tanto. En segundo lugar, porque si nos autobservamos de verdad, yo el primero, nos damos cuenta de que no somos ejemplo de nada, nos damos cuenta de que estamos llenos de problemas y contradicciones. ¿Quieres transmitir tus problemas y contradicciones a las personas a las que ayudas?
Os recomiendo la película Viridiana, de Buñuel. En ella, la protagonista, una novicia, va a casa de su tío. Y bueno, pasan muchas cosas. Pero en un momento dado, Viridiana, en su afán por ayudar, y ya que su tío tiene una casa grande y bastante dinero, decide acoger a varios mendigos que encuentra. Les da cobijo y comida, se ocupa de ellos. ¿Los vagabundos qué hacen? La atacan, la destrozan la casa y se marchan.
No se puede obligar a una persona a ver el mundo como tú lo ves ni a vivir en el mundo como tú lo haces, cada uno tiene su propio camino y eso hay que respetarlo. Por eso me refiero que no se puede ayudar a quien no quiere ser ayudado, pero es que tampoco se ha de ayudar a aquel que pide ayuda constante, que no se atreve a coger las riendas de su vida. Lo mejor que podemos hacer es inspirar, dar ejemplo. Y por supuesto, ayudar a aquel que de verdad quiere ser ayudado, que de verdad necesita ayuda. Pero no dudes que enseñar a pescar a alguien es muchísimo más valioso que darles el pescado.
Me he dado cuenta de que la mayoría de personas ayudan desde su propio ego, yo el primero. La mayoría de personas estamos con tantos problemas internos, que el hecho de sentir que somos buenas personas nos apacigua ese dolor interno, a modo de droga. Pero lo mejor que puedes hacer es empezar, seriamente, a ayudarte a ti mismo. No busques ayudar, porque eso es puro ego, veras como las leyes de la realidad que no comprendemos pondrán a las personas necesarias para que las ayudes en el lugar y el momento adecuado, no tienes que forzar ni el lugar ni el momento. Así como las mismas leyes ponen a las personas o circunstancias propicias para ayudarte en el lugar y momento adecuado. Pero si algo en tu interior te impulsa a ayudar y estás seguro de que tu ego no interfiere, sigue esa intuición, obsérvala. Verás que no es necesario irte a un país más pobre a regocijarte mostrando lo bueno que eres. Sal a tu calle y recoge la basura que encuentres sin que nadie se enteré. Ese es un buen comienzo.
En cualquier caso, esto me dice mi intuición, y hablo de forma completamente honesta y habiendo reflexionado mucho. Pero no me tomes en serio, simplemente reflexiona mis palabras. Ahora es tu turno de intentar comprender estas leyes superiores que rigen la realidad en la que vivimos.
Hola kastisantos57, efectivamente hay que sentir a quién ayudar. Yo también he experimentado el desprecio después de ayudar a alguien. En cualquier caso, toda ayuda ha de ser ayuda ha de ser sin esperar nada a cambio, ni buenos ni malos comentarios. Si haces algo es porque sientes que debes hacerlo, y lo haces lo mejor puedes. Me alegro de que te guste el texto. Muchas gracias por tu comentario.
Me parece sumamente interesante, ese tema, principalmente ahora en pandemia, a nosotros a mi esposa y a mi, nos nació ayudar con víveres a determinadas familias, logramos ayudar con una bolsa de alimentos, durante cinco meses, a diez u once familias, ahora que ya terminó lo más crítico de la pandemia, sentimos que el Señor quien fue quien guió nuestros pasos, depuró la lista, y al final solo tenemos por dar a las últimas dos familias. No no hicimos con el fin de que nos lo agradecierá nadie, simplemente porque nació de nuestro corazón guiados por el Señor de ayudar, sin embargo una de las personas que fueron ayudadas, llamó a mi señora para decirle, que alguien de los qu…