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  • Foto del escritorArmando Molina II

La nefasta influencia de la familia, la sociedad y la cultura, que te hacen ser quien no eres.


Cuando recuerdo los primeros días de clase, en el colegio, recuerdo como de forma natural nos íbamos juntando con los compañeros más afines. Al mismo tiempo, recuerdo como más mayores, en el instituto, nos íbamos juntando con los compañeros que más nos influían. La verdad, que yo siempre me he mantenido distante de todos y amigo de todos. Nunca he sido muy influenciable, pero sí veía un cambio radical en mis amigos según crecíamos, dejando de ser lo naturales que eran en el colegio para empezar a imitar comportamientos sociales, modas, y gustos, en función de quien les influenciase en cada momento. Yo veía estos cambios de forma muy consciente, y me chirriaba, sobre todo en los compañeros que conocía, quienes conocía su esencia desde niños. Pero yo no podía hacer gran cosa, más que ser yo mismo.


Recuerdo cuando mi grupo de amigos empezaron a beber, de forma natural yo comencé a distanciarme. Pasaron de quedar para jugar o para explorar, a quedar para beber. La verdad que yo quería seguir jugando y explorando, como sigo haciendo, por lo que me empecé a alejar conscientemente de ellos.


Ahora, pasada la barrera de los 30 años, y con muchas experiencias en mi vida, con mucha observación durante mucho tiempo, veo aún con más claridad, analizando la vida de la gente, de los adultos, como hemos sido manipulados, cohibidos y engañados por nuestros amigos, nuestra familia, y por la sociedad en general. Y no solo nosotros, toda esa gente que nos ha manipulado y engañado, han sido a su vez, manipulados y engañados. Y lo más triste, tú, probablemente sigas la misma estela de manipulador y de engañar a quienes te rodean. Y no seas consciente.


Me gusta experimentar con mi propia capacidad de influencia. Por ejemplo, en los semáforos, como peatón. Casi nadie respeta los semáforos, pero basta que tú te pares, para que la gente a tu lado, y en frente, no cruce en rojo. Basta que des un paso, aún estando en rojo, para que la gente se anime a seguirte y cruzar en rojo. La influencia que ejercemos en los demás es enorme, el ser humano está educado para ser controlado, para hacer lo que le digan que tiene que hacer. Nos quejamos de nuestros líderes y nuestros jefes, pero la mayoría de la gente no está preparada para decidir por sí misma, por lo que prefieren obedecer o imitar lo que otros hacen. Por eso, cada cosa que hacemos o decimos es percibida como un ejemplo a seguir, más allá de la moralidad. Incluso, la mayoría de la gente que critique el comportamiento o ideología de otra persona, lo criticará porque le han inculcado que eso está mal, no porque se haya parado a reflexionar por sí misma. Por supuesto, unos pocos, e intuyo que cada vez más, van despertando, y van generando su propia ideología, su propia filosofía. Gente que va tomando el control de sus pensamientos y las riendas de su vida.


No sirve de nada culpar a los políticos, a tus padres, a tus jefes o a tus profesores. Evidentemente te han manipulado, pero probablemente no de forma intencionada, ya que ellos a su vez han sido manipulados para pensar de cierta manera. Lo mejor que puedes hacer es ser tu mismo. Reencontrarte con tu verdadero ser. Volver a recordar lo que hacías de niño, qué amigos del colegio eran afines a ti. Ver que personas de tu entorno son verdaderamente afines y cuales están ahí porque te has dejado llevar por la sociedad. Júntate con quien te convenga, y haz lo que te convenga, pensando desde lo más puro de tu esencia. No te preocupes por el que dirán. Al igual que en un simple semáforo puedes influenciar a la gente a pararse o a cruzar, siendo tú mismo, puedes influenciar de manera espectacular a que la gente de tu alrededor se encuentre también a sí misma.


Aunque es importante resaltar que ser uno mismo no es hacer lo que uno quiera. Muy a menudo es bueno pasar desapercibido, camuflarse entre la masa, actuar como la masa pero sin olvidarse de quien eres. En muchas ocasiones es mejor crear buena armonía que imponer tu criterio. Crear paz a tu alrededor suele resultar positivo. El juego de la sociedad es un constante tira y afloja. Con la experiencia encontrarás el equilibrio perfecto.


No juzgues, no critiques, no seas rencoroso. ¡Sé auténtico!


Para acabar os dejo un vídeo muy interesante de Sadhguru hablando sobre conocerse a uno mismo.



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