Wayne Dyer explicaba muy bien por qué tenemos la autoestima baja. Si tienes un pastel manzana, cortas una porción y la separas. ¿Esa porción qué es? ¿Deja de ser un pastel de manzana? Pues evidentemente no. Ese es nuestro problema, formamos parte de un mismo sistema, no me importa si lo quieres llamar Dios, Universo, o Naturaleza. Formamos parte de lo mismo, pero nos han educado de tal forma que nos creemos que somos independientes de ese sistema, que somos diferentes. Pero no es así. Ahí radica todo el problema. Tú que me lees y yo que escribo, no somos diferentes, somos pequeñas porciones de un gran pastel, eso es todo. Pero estamos hecho de lo mismo. Entiendo que lo complicado es identificar y explicar qué es ese pastel.
Ese pastel, es perfecto, con sus sutilezas y diferencias, es perfecto y sabroso. Huele bien, sabe bien y tiene una pinta estupenda. Entonces, yo, una porción de ese pastel, ¿cómo soy? Pues sé que viniendo de ese pastel, huelo bien, sé bien y tengo una pinta estupenda.
Si miras una puesta de sol, si ves sonreír a un bebe, si ves volar a una mariposa, si escuchas tu canción favorita, si besas a la persona que amas. Todo eso es saborear el pastel, en estado puro. ¿Por qué tú no eres capaz de saborearte igual?
Para tener autoestima hace falta ser humilde, ser completamente humilde. No eres ni mejor, ni más guapo ni más interesante que otra persona, y no eres ni peor, ni más feo que nadie. Eres igual a todos e igual que todo.
Esta es la base para entender el autoestima. Aunque voy a compartir un pequeño truco. No intentes alcanzar nada en tu vida, simplemente sigue pequeñas metas que te motiven. Si vas sumando pequeñas metas puedes hacer grandes cosas en tu vida. Pero no intentes lograr una gran cosa sin primero hacer muchas pequeñas cada día. Alégrate por cada pequeño logro.
De verdad, deja de resistirte. Eres perfecto. El universo entero lo es.
Os recomiendo encarecidamente que veáis el documental, El cambio. Donde Wayne Dyer habla de todo esto y muchísimas cosas más interesantes.