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  • Foto del escritorArmando Molina II

Cuestiónate todo

Actualizado: 19 oct 2020


En uno de mis viajes por Estados Unidos conocí a Maria, una chica cristiana evangélica. Pasamos varios días juntos y era evidente que nos gustábamos. Hablábamos bastante de religión. Aunque ella no tenía interés alguno en todo aquello que no estuviese escrito en el nuevo testamento, yo le hablaba de cómo el mensaje de Cristo me es verdaderamente importante, pero también le decía cuánto he aprendido de Mahoma, o de los vedas del hinduismo, así como de Buda o de Lao-Tse. Y le hablaba también sobre cómo he aprendido de todos los grandes filósofos y místicos.


Una tarde en Michigan, nos sentamos en un árbol caído sobre un lago para ver la puesta de sol. Yo miraba a Maria fijamente a los ojos, los cuales brillaban como pequeños destellos de la propia estrella que se escondía frente a nosotros. Pasé mi brazo sobre su hombro y ella, muy sonriente, me dijo: "Armando, no me vas a besar", a lo cual yo respondí irónico: "Por supuesto qué no, ¿qué te has creído?", cuando ella sentenció: "No me vas a besar porque no eres cristiano". Me entró un ataque de risa tan grande que se le contagió a ella y no paramos de reír en un buen rato. Pero no nos besamos. Ella estaba convencida de que mi forma de pensar no era la de un buen cristiano, y pensaba que iría al infierno. Aún no puedo evitar reírme cuando me acuerdo.


No por aprender de otras culturas y maestros desprecio el cristianismo, es más, me considero bastante buen cristiano, a mi manera de interpretar las enseñanzas de Cristo. Tales enseñanzas han sido traducidas, interpretadas y malinterpretadas en innumerables ocasiones. También he leído varios de los evangelios apócrifos, y son obras tan respetables y con enseñanzas tan maravillosas como los evangelios canónicos que todos conocemos. La diferencia es que el emperador romano de turno consideraba que algunos mensajes, como el de Tomás diciendo que la iglesia la encontramos debajo de cada piedra, no interesaban a los altos poderes que controlaban a los fieles en sus sagrados edificios.


Maria, que era sumamente inteligente pero completamente ciega, estaba convencida de que la única forma de evitar el infierno era siguiendo las indicaciones del nuevo testamento. Yo le ponía de ejemplo a los nativos americanos, le preguntaba si consideraba que todos ellos habían ido al infierno antes de que el cristianismo llegase en el siglo XV. Nunca se lo había planteado así, no tenia respuesta. Simplemente esperaba que no. Con esa pequeña duda que se le quedó acabaron nuestros días juntos. No creo que haya abierto su mente, pero la semilla quedó plantada.


Yo no tengo ninguna verdad, por lo que no toméis en serio ninguna de mis reflexiones. Simplemente me gusta ir sembrando semillas en las personas, semillas que les haga replantearse sus ideas, que les haga replantearse sus principios, que les haga replantearse su persona. Si algo de eso logro en ti al leerme, entonces voy por el buen camino.


Es evidente que las religiones son culturales, según dónde nazcas creerás en una cosa o en otra. Incluso la moda del siglo XX de endiosar nuestras propias vidas, considerándonos cada individuo el centro del universo y menospreciar las religiones y la espiritualidad, no es más que algo cultural, muy pocos ateos se preguntan por qué son ateos. Y el creer o no creer no cambia nada, estamos todos en el mismo barco, estamos todos en la misma realidad, y la realidad no hay que comprenderla, simplemente hay que sentirla.


Al igual que pongo en duda las creencias espirituales, puedo poner en duda cualquier tipo de creencia, ya sea política, deportiva, artística, científica o cualquiera de tus gustos. Pero al igual que con la creencia o no en lo divino, en cualquier campo nadie tiene razón ni nadie está equivocado, odiar a la gente que piensa contrariamente a ti no os separa de la misma realidad. Da igual lo que penséis, que vivís lo mismo, bajo las mismas reglas.


Podéis daros cabezazos contra la pared, o cabezazos unos a otros para intentar comprender el porqué de cualquier cosa, para intentar demostrar que tenéis más razón que el otro, pero nada vais a comprender. Vais a sacar conclusiones que para ti pueden ser perfectamente lógicas, pero para alguien en otras circunstancias pueden no ser nada lógicas.


Y como he dicho antes, la única verdad es vivir en la realidad, no comprenderla.

En cualquier caso, no me creáis.



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